sexta-feira, 3 de agosto de 2018

Balta no pudo dormir.
Revolvíase en la cama, sumido en sombríos pensamientos.
Desde que se casaron era la primera zozobra que turbara 
su felicidad. De vez en cuando se oía el gemir entrecortado
de Adelaida.
A Balta habíale ocurrido una cosa extraña al mirarse
en el espejo: habia visto cruzar por el cristal una cara
desconocida. El estupor relampagueó en sus nervios,
haciéndole derribar el espejo.
Pasados algunos segundos, creyó que alguien habíase
asomado por la espalda al cristal, y después de volver
la mirada a todos lados en su busca, pensó que debía
estar aún trastornado por el sueño, pues acababa
de levantarse, y se tranquilizó. Mas ahora, en medio de la noche, ayendo sollozar desvelada a su mujer, 
la escena del espejo surgía en su cerebro y le atormentaba
misteriosamente.

trecho

Nenhum comentário: